Tomado del libro lecciones de vida de Elisabeth Kübler-Ross.
En el lecho de muerte resulta evidente que los momentos que más cuentan al final de la vida son los que compartimos en el tiempo libre, en el tiempo de diversión y juego. Dirán: «¿Recuerdas cuando paseábamos en bici por el campo?». La queja más habitual de los moribundos cuando contemplan su vida en retrospectiva es «Ojalá no me hubiese tomado la vida tan en serio».
Las personas recuerdan sus éxitos profesionales y otros logros con sensación de orgullo pero, se dan cuenta de que la vida era mucho más que todo eso. Estamos aquí para gozar y jugar...
Nos hemos olvidado de jugar. Ya no sabemos jugar. Incluso hemos olvidado la sensación del juego.Tenemos que recordar que jugar es hacer aquellas cosas que nos proporcionan placer, porque sí nada más. El juego es una experiencia de diversión que trasciende todos los límites.
El juego es nuestro gozo interior, expresado externamente. Puede consistir en reírse, cantar, bailar, nadar, pasear, saltar, correr, mkntar bici, jugar cualquier juego u otra cosa que nos resulte divertido realizar. Jugar confiere mayor sentido y deleite a todos los aspectos de la vida. El juego añade equilibrio a nuestra vida y mejora nuestro estado mental.
Tómate un poco de tiempo para ti. Tiempo de calidad, un tiempo que sólo sea para nosotros. Un tiempo que nos concedamos para nuestra felicidad. Por último, recuerda que no podemos evitar el envejecimiento externo; pero, si seguimos jugando, seguiremos siendo jóvenes por dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario