Por Nayibe Martínez E. y Lina Marcela Roldan S.
Fisioterapeutas
Universidad Autónoma de Manizales
La respuesta sexual es la forma de reaccionar ante los estímulos que provoca el deseo, esto trae consigo un conjunto de cambios fisiológicos, psicológicos, neurofisiológicos, vasculares y hormonales que acompaña la realización de los actos sexuales. La respuesta sexual consta de cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución.
La respuesta sexual femenina inicia con la fase excitación la cual comienza con la lubricación vaginal que puede aparecer entre los 10 y 30 segundos después de haberse iniciado la fase, es una respuesta excitatoria donde se forma un trasudado a través de las paredes de la vagina lo cual facilitará la posterior penetración y los movimientos del pene en el interior de la vagina.
En la fase meseta es característico un aumento considerable del aporte sanguíneo lo que conlleva al rubor sexual, este suele comenzar con un enrojecimiento de la zona abdominal pasando rápidamente a los senos, puede también aparecer en los glúteos, cuello y cara. Este aumento del flujo sanguíneo ocasiona cambios tanto en el interior como exterior de la vagina debido a la vasodilatación, lo que se traduce en la erección del clítoris el cual puede llegar a duplicar su volumen. Durante esta fase también hay contracción de los músculos del cuello, glúteos y cuádriceps; además de haber un aumento en la frecuencia cardíaca que puede llegar hasta 150 latidos/minuto, la presión sistólica puede ascender entre 20 y 40 mmHg sobre el valor normal y la diastólica entre 10 y 20 mmHg, igualmente se presenta un aumento de la frecuencia respiratoria.
En la fase meseta es característico un aumento considerable del aporte sanguíneo lo que conlleva al rubor sexual, este suele comenzar con un enrojecimiento de la zona abdominal pasando rápidamente a los senos, puede también aparecer en los glúteos, cuello y cara. Este aumento del flujo sanguíneo ocasiona cambios tanto en el interior como exterior de la vagina debido a la vasodilatación, lo que se traduce en la erección del clítoris el cual puede llegar a duplicar su volumen. Durante esta fase también hay contracción de los músculos del cuello, glúteos y cuádriceps; además de haber un aumento en la frecuencia cardíaca que puede llegar hasta 150 latidos/minuto, la presión sistólica puede ascender entre 20 y 40 mmHg sobre el valor normal y la diastólica entre 10 y 20 mmHg, igualmente se presenta un aumento de la frecuencia respiratoria.
Figura 1: cambios en los genitales femeninos durante su respuesta sexual. (Aller, Juan, 2014. Anatomía de los genitales. Venezuela. Recuperado de: http://www.fertilab.net/) |
La fase orgasmo puede durar entre 3 a 5 segundos, incluso en las mujeres pude durar más y se caracteriza por contracciones simultáneas y rítmicas del útero, del tercio exterior de la vagina y del esfinter anal. Las contracciones uterinas empiezan 2 a 4 segundos después de las primeras sensaciones de orgasmo y no son diferentes a las primeras contracciones iniciales del trabajo de parto. Estas comienzan en el fondo del útero y van descendiendo hasta llegar al cuello uterino. Las primeras contracciones son intensas y muy seguidas, con intervalos de 0,8 segundos. A medida que avanza el orgasmo, las contracciones van disminuyendo en intensidad, duración y los lapsos son menos regulares. Un orgasmo moderado puede tener entre 3 y 5 contracciones, mientras que un orgasmo intenso puede tener de 10 a 15. Desde la anatomía se observan cambios tanto en el interior como en el exterior de la vagina, se presentan contracciones involuntarias de la zona perineal, el recto y la parte baja del abdomen; además se experimentan contracciones musculares en la vagina o en la parte interior de la pelvis, el útero se eleva y el clítoris se retrae. Como producto del orgasmo también se presenta un aumento de la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y en la presión arterial. Durante esta fase puede ocurrir una distensión involuntaria de la apertura externa de la uretra, que se manifiesta en algunas mujeres con la necesidad de orinar durante o después del orgasmo.
Tabla 1. Principales cambios genitales y extragenitales asociados a la respuesta sexual femenina. Tomado de: Mas, Manuel., (2007). Fisiologia de la respuesta sexual femenina: 5 (1).
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Por último se presenta la fase resolución que consiste en invertir las alteraciones fisiológicas que se presentaron durante la fase de excitación, entonces el útero vuelve a su posición en reposo, los músculos contraídos empiezan con la relajación, desaparece el rubor en las zonas sexuales, el clítoris regresa a su tamaño y a su posición normal. En esta fase hay un “periodo refractario” es decir el lapso que hay entre el orgasmo y el momento en el que vuelve a sentir excitación, en las mujeres puede durar muy poco aunque con el aumento de la edad puede ser más extenso.
REFERENCIAS
- Wallen, Kim., Lloyd, Elisabeth. (2014). Female Sexual Arousal: Genital Anatomy and Orgasm in Intercourse. National institutes of health. 59 (5), 780 – 792
- Woodard, Terri L., Diamond, Michael P., (2010). Physiologic Measures of Sexual Function in Women: A Review. National institutes of health. 92 (1), 19 – 34.
2 comentarios:
Quiero agradecer el trabajo que hacen al informar a las personas en relacion a cosas tan intimas que en nuestros tiempos aun siguen siendo tabúes, es interesante la educacion sexual y me gistaria que me recomendaran bibliografia sexual, les deseo un vendecido día
Gracias a usted por el comentario, motiva su mensaje y anima a continuar.
Es bastante importante informarse bien sobre nuestra salud sexual y aprovechar importantes fuentes bibliográficas como son los libros. Así mismo artículos de revistas científicas como las que cita el artículo.
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